viernes, 3 de mayo de 2013

Cosecha ilícita de hongos alucinógenos en pleno predio de la UNLZ

Como adelantamos a través de nuestro facebook, el ERU descubrió hongos psicotrópicos en el campus unlziano. Todo comenzó alrededor de hace 3 semanas, cuando los miembros de esta deshonrosa organización hacíamos nuestra ronda habitual de vigilancia en el predio de la UNLZ a través de nuestro satélite espía (denominado MARTILLO: anagrama de Moderno Artefacto de Tecnología Ilusoria para La Observación).  Aunque normalmente lo utilizamos para actos de vouyeurismo tele-espacial, ese día se nos ocurrió usarlo con fines exploratorios. Luego de observar el campo, notamos una extraña mancha obscura en la zona más alejada. Tenía una basta extensión, pero ni nuestro MARTILLO podía sobrepasar el camuflaje que una media sombra negra le proveía. Sin embargo, cerca de ese lugar, logramos localizar la evidencia de lo que se ocultaba tras las tela. Usando un zoom de 1000x, logramos fotografiar un par de hongos abandonados. He aquí la foto captada por el satélite, sacada en el campus unlziano (posta, eh):
Imágenes exclusivas captadas por el satélite espía del ERU


El presunto campo de hongos estaba rodeado de minas, fosas, y objetos cortantes para impedir el ingreso de cualquier intruso.
A partir de esto, nuestro espíritu fumanchero se indignó: ¿Cómo era posible que en nuestra queridísima, pública, nacional y popular facultad estuviesen cultivando hongos para fines recreativos y no convidaran? Invadidos por un sentimiento de indignación, nos dispusimos a investigar con toda la rigurosidad de la que el ERU es capaz. Comenzamos recurriendo a un informante experto en temas relacionados con narcóticos, sustancias psicotrópicas, opiáceos y otras hierbas (literalmente). El experto consultado era nada más y nada menos que la Oruga Azul de Alicia en el país de las Maravillas.

La Oruga Azul enseñándole al ERU como fumar opio

Obligados a ganarnos su confianza, nos vimos en la necesidad de porrearnos con la alimaña, y dar un paseo por "El país de las Maravillas". La experiencia cuasi metafísica hizo que la Oruga dejara de lado sus reticencias para con los despreciables miembros del ERU, pero cuando la interrogamos sobre quién plantaba los hongos en la UNLZ no atinó a contestar nada coherente. Tuvimos que esperar un rato a que se despejara un poco y pudiese contestar algo -más o menos- congruente.
   -Un hongo parece un vegetal, crece como un vegetal, vive como un vegetal, pero no lo es.-
   - Okey bicho boludo, pero queremos saber quién plantó los honguitos en la UNLZ, no nos vengas con esa porquería que suena a algo que uno leería en una galletita de la fortuna.
   - ¿Quién plantó? ahh...- Se quedó pensativo, con la vista perdida, cerca de 1 minuto-  La lucha por el poder arrecia en la facultad, y en el afán por conseguir votos y adeptos muchos son capaces de hacer lo que sea... y como diría mi amigo Marx, la religión es el opio de las masas. Por eso voy todos los domingos a Misa, así me elevo sin pagar un mango...
Era evidente que ya no podríamos sacar más información del insecto drogadicto, así que lo dejamos discurriendo sobre marxismo y religión, y nos marchamos sin más.
Teníamos una pista: los hongos serían usados con fines políticos. Pero si queríamos aprender más necesitábamos sortear las innumerables trampas y defensas que rodeaban la cosecha de fungís alucinógenos. Tal vez visitar en primer lugar a la Oruga no fue la mejor idea, ya que aunque es experta en psicotrópicos, no se especializa en ninguno. Pero en el ERU teníamos una buena noción de quién nos podía ayudar con el tema de los hongos. Fue así que nos contactamos con el plomero italiano Mario Bros, reconocido mundialmente por su afición a comer hongos rojos que lo "hacen" gigante, y aplastar a fungis "vivientes".
Cuando comenzamos esta aventura, no creímos que sería tan compleja. El mayor problema fue que nuestros informantes estaban tan volados que apenas podíamos sacarle alguna palabra coherente. Para que nuestros lectores se den una idea de lo que nos encontramos, dejaremos una imagen de nuestro amigo Mario.

Mario Bros bajo los influjos de los "honguitos"

Le mostramos un mapa dónde se observaban las defensas alrededor de la cosecha de hongos, pero Mario insitió en que lo ayudáramos a rescatar a la Princesa Peach del malvado Koopa. Accedimos, pero lo único que buscamos fueron Duraznos ubicados en distintas bandejas alrededor de la casa de Mario. Y cada vez hallábamos uno, el plomero gritaba alegre: "Encontré la princesa". Una vez obtuvimos todos los duranzos, Mario se dignó a contestar nuestra pregunta formulada antes.
  -¡Mamma mia! Sortear esto no es mucho más difícil que esquivar las defensas del castillo de Koopa. Jueguen el nivel 1-4, pásenlo y verán lo fácil que llegarán a los hongos.- Acto seguido se puso a saltar por toda la casa, riéndose sin parar. Supimos que era momento de huir.
Teníamos dos puntales interesantes: el uso proselitista de los hongos, y la ubicación y forma de burlar las defensas alrededor del campo. A la vez sufríamos un severo cuadro psicotrópico, producto de compartir con la Oruga y Mario sus sustancias. Así que tomamos un Red Bull y volvimos volando al Cuartel General del ERU para descansar. Al día siguiente despertamos hambrientos y algo desorientados, pero luego de morfar todas las reservas de la heladera, decidimos que era tiempo de continuar nuestra misión. Aunque en ese momento nos percatamos de algo terrible: en la vorágine del delirio, abrimos nuestro facebook y publicamos que descubrimos los hongos. ¡Que torpeza! Quién sea que los estuviese cosechando no tardaría en destruir las evidencias. Así que decidimos olvidarnos del quién, para concentrarnos en el acto revolucionario: tomar los hongos y redistribuirlos a todos los estudiantes de la UNLZ. Nuevamente recurrimos a la bebida energética, esta vez para llegar lo más rápido posible al campus unlziano.

(A partir de esta parte, pueden reproducir el video para escuchar la música de Mario y ponerle más onda a lo que sigue :P)

Ya en los alrededores de la cosecha, nos adentramos en el campo minado, y tal como Mario nos enseñó, saltamos los explosivos como en el videojuego. Luego, vino la fosa con lava ardiente. Para pasar tuvimos que esperar a que unas plataformas que oscilaban se alinearan y saltamos de una en otra hasta pasar al otro lado. Finalmente, el péndulo de la muerte: una cuchilla afilada que gira sin cesar. Tomamos el tiempo, rodamos por el suelo y cruzamos. En esta peligrosa tarea, Elocuente Aurum resultó herido, ya que calculó mal la pirueta y se estroló contra el piso. De ahí que anduviera con un pómulo hinchado, no hace mucho. Sin embargo, más allá de esa pequeña peripecia, logramos nuestro cometido: llegar a la cosecha alucinógena. Entusiasmados por la victoria, chocamos los 5 entre los 3, y lanzamos chillidos histéricos. El campo era inmenso, una basta extensión de pequeñas jorobas pardas que sobresalían del suelo, y que impregnaban el aire de esporas cimarrones y un olor entre húmedo y acre. Nuestro éxtasis era fervoroso, nos acercamos a arrancar los hongos... Todo marchó bien hasta que un Piti Álvarez salvaje apareció. Con la velocidad de un bólido, nos quitó de las manos los fungis que arrancamos. Cual Correcaminos humano, comenzó a sacar los hongos del campo e ingerirlos en el momento. Cada vez que comía alguno, su velocidad se incrementaba, hasta que finalmente no fue más que una mancha borrosa que se deslizaba de un lado al otro del sembradío. Mientras hacía esto recitaba "pila, pila", al principio, con ritmo, pero a medida que ingería las plantas y arreciaba su velocidad, sólo ametrallaba las palabras: "pilapilapilapilap".
Pity rompiendo la barera espacio-temporal

  - ¡Nooo!- Chillamos los 3 al unísono. En un abrir y cerrar de ojos, el Piti se lastró todos los hongos y tan misteriosamente como había aparecido, se esfumó. Para peor, alcanzó tal velocidad que la fricción generada por su cuerpo en movimiento incendió los restos de hongos que no llegaba a deglutir. Toda evidencia había sido discretamente eliminada. La intentona revolucionaria fue un fracaso absoluto. Y nunca logramos dilucidar quién había sido el que plantó los hongos. El único magro consuelo que tuvimos: al menos, no pudieron utilizarlos para repartirlos entre unos pocos.
Derrotados, solemnes y umbríos nos volvimos al Cuartel General del ERU. Allí decidimos olvidarnos de nuestros objetivos comunitarios para volver a encerrarnos en la deliciosa, onanista y solitaria tarea de espiar a través del Satélite.




¿Qué onda el post? ¿Apoyás la camapaña del ERU por repartir equitativamente los hongos psicotrópicos? Comentá algo o el ERU lanzará una anatema ancestral: quiénes reciban la maldición irán -poco a poco- trocando su cara por la de Cavallo.


1 comentario:

Fel dijo...

Che, me gusto esto eh. No termine de leer el post pero por pajero. Suficiente con llenar el captcha para dejar este comentario pelotudo. Califico al post como hereje por que las otras opciones me parecen bizarras.

Comentá, maestro