viernes, 24 de mayo de 2013

Silvia Noemí en: “Piratas del Olimpo: la maldición de un Platón enojado.”

El ERU se enorgullece de presentar el escrito ganador del Concurso de Textos Delirantes. Sin más preámbulos, los dejamos en manos de Croartemís, consagrada ganadora, que se hizo su lugarcito en el blog.


Silvia Noemí en: “Piratas del Olimpo: la maldición de un Platón enojado.”

   Cuenta la leyenda que así como Atenea fue pensada y surgida de la mente de Zeus, ELLA emergió de la cabeza de Nietzsche una fría mañana en la montaña. Otros afirman que la encontraron escondida, pero en otra montaña, la de azúcar que hay delante de la cafetera del bufet desde que implementaron las “Azucareras Para Todos y Todas”.
   En la vereda de enfrente de esta teoría, una corriente mas Darwinista afirma que es producto de la evolución de una célula eucariota que se formó un día de lluvia en la periferia de la facultad de Derecho, y que, hambrienta de adentrarse en la antropología se instaló en Sociales.
   Una cuarta posible génesis de ELLA indica que es, nada menos que el vestigio de una agrupación estudiantil fantasma (de esas que abundan en las semanas electorales),que al parecer se la habría dejado olvidada bajo una acumulación de volantes, volantitos, papeles, papelitos y propuestas de quitar y restaurar el curso de verano.
   La quinta y quizás más acertada versión indica, sin embargo, que fue Jaime quien, en una fiesta con algunos amigos empezó a pasar la jarra loca, le puso una pastillita de más y voló, voló y voló tanto que en la elevación llegó a la puerta del mundo eidético donde Platón, antes de dejarlo entrar le hizo una pregunta que debía contestar correctamente o volvería al mundo de las imágenes; Jaime, como era de esperarse, contestó bien y entró. Pero días después, mientras ambos participaban de un encuentro orgiástico, Jaime tuvo la mala suerte de enojar a Platón, quien le robó el bigote sagrado y lo condenó a vivir nuevamente en el mundo material.
Pintura de la orgía filosófica de la que participó Plager

   Algo ocurrió en el camino, dicen que tiene que ver con una manifestación del gremio de los sofistas comandados por Protágoras que reclamaban un aumento del 80% de su participación en las fiestas del Olimpo, y que cobraban a los transeúntes un peaje ilegal; la cuestión es que cuando Jaime llegó a este mundo ya no era el mismo que se fue, había mutado y transformádose en una mujer. Era ya toda una fémina, una mujer corriente, con escasos cabellos canos sobre su cabeza, algunas arrugas de expresión, y un imperceptible bigote depilable.
   Llegó a su casa con la bolsita de pan que su esposa le había encargado, pero se encontró con que ella lo engañaba con el panadero del barrio. Desilusionado y afligido decidió cambiar de nombre y de vida, para ser enteramente una mujer. Ahora se lo conoce como Silvia Noemí y cambió las clases de filosofía por las de antropología cultural. Yo la encontré una mañana en el aula 102, hablando de nosotros y los otros, los otros que no volaron con la pastillita loca (al parecer se sentían demasiado superiores como para tomar de la misma jarra que un tipo con bigote); de Spencer al que llamó “el loquito ese”; y de Morgan, en sus palabras “el chaboncito que estaba enamorado de los indios yanquis”.
   A continuación transcribiré una selección de citas textuales que me hicieron reconocer a Jaime en su cuerpo, a saber:


  • “Darwin no tuvo los huevos suficientes para hablar de evolucionismo, ¡no jodan!” 
  • “¿Qué pasa? ¿no pueden pensar? Estarán comiendo demasiada carne, empiecen a comer verduras, así dejan de dormirse en mi clase!” 
  • “Nada, no pueden pensar, no comen verduras, les falta lechuga!” 
  • “No, no, no, no traigas una silla acá que está el aula llena de sillas, ¡Buscá mejor un lugar para sentarte!” 
  • “La clase empieza a las 8:10, porque corresponde que los alumnos esperen al profesor y no al revés” 
  • “Y siempre hay un no trabajador que les saca el trabajo a los trabajadores ¿qué son todos boludos que no se dan cuenta?” 
  • “A ver ¿qué es una toma? ¿qué? ¿Nunca tomaron nada? ¿sus padres tampoco nunca tomaron nada y les contaron?” (indignada por la respuesta negativa de sus estudiantes). 
   En palabras de Karina Olga sería “lo dejo a su criterio”. Habréis de juzgar ustedes si la esencia del gran Dios Jaime vive en ella o si se trata simplemente de efímeras coincidencias.
   Hemos perdido el tempo C en manos de cátedras poco serias que intentan lobotomizar a los estudiantes del ingreso (eso es un tema que merece un análisis mas profundo), pero Jaime, omnipresente, no se fue. Él está en Silvia Noemí, está en el aula 102 cada jueves por la mañana, está en cada lector del ERU, en cada pulsión de revolución. Jaime no se fue y a veces en el campus puede oírse su voz alentando el cántico “¡no nos vamos nada, que nos saquen a patadas!”.
   En nombre de Jaime, de Nietzsche y del espíritu gramsciano, salú!

                                                                                                                            Croartemís.

viernes, 3 de mayo de 2013

Cosecha ilícita de hongos alucinógenos en pleno predio de la UNLZ

Como adelantamos a través de nuestro facebook, el ERU descubrió hongos psicotrópicos en el campus unlziano. Todo comenzó alrededor de hace 3 semanas, cuando los miembros de esta deshonrosa organización hacíamos nuestra ronda habitual de vigilancia en el predio de la UNLZ a través de nuestro satélite espía (denominado MARTILLO: anagrama de Moderno Artefacto de Tecnología Ilusoria para La Observación).  Aunque normalmente lo utilizamos para actos de vouyeurismo tele-espacial, ese día se nos ocurrió usarlo con fines exploratorios. Luego de observar el campo, notamos una extraña mancha obscura en la zona más alejada. Tenía una basta extensión, pero ni nuestro MARTILLO podía sobrepasar el camuflaje que una media sombra negra le proveía. Sin embargo, cerca de ese lugar, logramos localizar la evidencia de lo que se ocultaba tras las tela. Usando un zoom de 1000x, logramos fotografiar un par de hongos abandonados. He aquí la foto captada por el satélite, sacada en el campus unlziano (posta, eh):
Imágenes exclusivas captadas por el satélite espía del ERU


El presunto campo de hongos estaba rodeado de minas, fosas, y objetos cortantes para impedir el ingreso de cualquier intruso.
A partir de esto, nuestro espíritu fumanchero se indignó: ¿Cómo era posible que en nuestra queridísima, pública, nacional y popular facultad estuviesen cultivando hongos para fines recreativos y no convidaran? Invadidos por un sentimiento de indignación, nos dispusimos a investigar con toda la rigurosidad de la que el ERU es capaz. Comenzamos recurriendo a un informante experto en temas relacionados con narcóticos, sustancias psicotrópicas, opiáceos y otras hierbas (literalmente). El experto consultado era nada más y nada menos que la Oruga Azul de Alicia en el país de las Maravillas.

La Oruga Azul enseñándole al ERU como fumar opio

Obligados a ganarnos su confianza, nos vimos en la necesidad de porrearnos con la alimaña, y dar un paseo por "El país de las Maravillas". La experiencia cuasi metafísica hizo que la Oruga dejara de lado sus reticencias para con los despreciables miembros del ERU, pero cuando la interrogamos sobre quién plantaba los hongos en la UNLZ no atinó a contestar nada coherente. Tuvimos que esperar un rato a que se despejara un poco y pudiese contestar algo -más o menos- congruente.
   -Un hongo parece un vegetal, crece como un vegetal, vive como un vegetal, pero no lo es.-
   - Okey bicho boludo, pero queremos saber quién plantó los honguitos en la UNLZ, no nos vengas con esa porquería que suena a algo que uno leería en una galletita de la fortuna.
   - ¿Quién plantó? ahh...- Se quedó pensativo, con la vista perdida, cerca de 1 minuto-  La lucha por el poder arrecia en la facultad, y en el afán por conseguir votos y adeptos muchos son capaces de hacer lo que sea... y como diría mi amigo Marx, la religión es el opio de las masas. Por eso voy todos los domingos a Misa, así me elevo sin pagar un mango...
Era evidente que ya no podríamos sacar más información del insecto drogadicto, así que lo dejamos discurriendo sobre marxismo y religión, y nos marchamos sin más.
Teníamos una pista: los hongos serían usados con fines políticos. Pero si queríamos aprender más necesitábamos sortear las innumerables trampas y defensas que rodeaban la cosecha de fungís alucinógenos. Tal vez visitar en primer lugar a la Oruga no fue la mejor idea, ya que aunque es experta en psicotrópicos, no se especializa en ninguno. Pero en el ERU teníamos una buena noción de quién nos podía ayudar con el tema de los hongos. Fue así que nos contactamos con el plomero italiano Mario Bros, reconocido mundialmente por su afición a comer hongos rojos que lo "hacen" gigante, y aplastar a fungis "vivientes".
Cuando comenzamos esta aventura, no creímos que sería tan compleja. El mayor problema fue que nuestros informantes estaban tan volados que apenas podíamos sacarle alguna palabra coherente. Para que nuestros lectores se den una idea de lo que nos encontramos, dejaremos una imagen de nuestro amigo Mario.

Mario Bros bajo los influjos de los "honguitos"

Le mostramos un mapa dónde se observaban las defensas alrededor de la cosecha de hongos, pero Mario insitió en que lo ayudáramos a rescatar a la Princesa Peach del malvado Koopa. Accedimos, pero lo único que buscamos fueron Duraznos ubicados en distintas bandejas alrededor de la casa de Mario. Y cada vez hallábamos uno, el plomero gritaba alegre: "Encontré la princesa". Una vez obtuvimos todos los duranzos, Mario se dignó a contestar nuestra pregunta formulada antes.
  -¡Mamma mia! Sortear esto no es mucho más difícil que esquivar las defensas del castillo de Koopa. Jueguen el nivel 1-4, pásenlo y verán lo fácil que llegarán a los hongos.- Acto seguido se puso a saltar por toda la casa, riéndose sin parar. Supimos que era momento de huir.
Teníamos dos puntales interesantes: el uso proselitista de los hongos, y la ubicación y forma de burlar las defensas alrededor del campo. A la vez sufríamos un severo cuadro psicotrópico, producto de compartir con la Oruga y Mario sus sustancias. Así que tomamos un Red Bull y volvimos volando al Cuartel General del ERU para descansar. Al día siguiente despertamos hambrientos y algo desorientados, pero luego de morfar todas las reservas de la heladera, decidimos que era tiempo de continuar nuestra misión. Aunque en ese momento nos percatamos de algo terrible: en la vorágine del delirio, abrimos nuestro facebook y publicamos que descubrimos los hongos. ¡Que torpeza! Quién sea que los estuviese cosechando no tardaría en destruir las evidencias. Así que decidimos olvidarnos del quién, para concentrarnos en el acto revolucionario: tomar los hongos y redistribuirlos a todos los estudiantes de la UNLZ. Nuevamente recurrimos a la bebida energética, esta vez para llegar lo más rápido posible al campus unlziano.

(A partir de esta parte, pueden reproducir el video para escuchar la música de Mario y ponerle más onda a lo que sigue :P)

Ya en los alrededores de la cosecha, nos adentramos en el campo minado, y tal como Mario nos enseñó, saltamos los explosivos como en el videojuego. Luego, vino la fosa con lava ardiente. Para pasar tuvimos que esperar a que unas plataformas que oscilaban se alinearan y saltamos de una en otra hasta pasar al otro lado. Finalmente, el péndulo de la muerte: una cuchilla afilada que gira sin cesar. Tomamos el tiempo, rodamos por el suelo y cruzamos. En esta peligrosa tarea, Elocuente Aurum resultó herido, ya que calculó mal la pirueta y se estroló contra el piso. De ahí que anduviera con un pómulo hinchado, no hace mucho. Sin embargo, más allá de esa pequeña peripecia, logramos nuestro cometido: llegar a la cosecha alucinógena. Entusiasmados por la victoria, chocamos los 5 entre los 3, y lanzamos chillidos histéricos. El campo era inmenso, una basta extensión de pequeñas jorobas pardas que sobresalían del suelo, y que impregnaban el aire de esporas cimarrones y un olor entre húmedo y acre. Nuestro éxtasis era fervoroso, nos acercamos a arrancar los hongos... Todo marchó bien hasta que un Piti Álvarez salvaje apareció. Con la velocidad de un bólido, nos quitó de las manos los fungis que arrancamos. Cual Correcaminos humano, comenzó a sacar los hongos del campo e ingerirlos en el momento. Cada vez que comía alguno, su velocidad se incrementaba, hasta que finalmente no fue más que una mancha borrosa que se deslizaba de un lado al otro del sembradío. Mientras hacía esto recitaba "pila, pila", al principio, con ritmo, pero a medida que ingería las plantas y arreciaba su velocidad, sólo ametrallaba las palabras: "pilapilapilapilap".
Pity rompiendo la barera espacio-temporal

  - ¡Nooo!- Chillamos los 3 al unísono. En un abrir y cerrar de ojos, el Piti se lastró todos los hongos y tan misteriosamente como había aparecido, se esfumó. Para peor, alcanzó tal velocidad que la fricción generada por su cuerpo en movimiento incendió los restos de hongos que no llegaba a deglutir. Toda evidencia había sido discretamente eliminada. La intentona revolucionaria fue un fracaso absoluto. Y nunca logramos dilucidar quién había sido el que plantó los hongos. El único magro consuelo que tuvimos: al menos, no pudieron utilizarlos para repartirlos entre unos pocos.
Derrotados, solemnes y umbríos nos volvimos al Cuartel General del ERU. Allí decidimos olvidarnos de nuestros objetivos comunitarios para volver a encerrarnos en la deliciosa, onanista y solitaria tarea de espiar a través del Satélite.




¿Qué onda el post? ¿Apoyás la camapaña del ERU por repartir equitativamente los hongos psicotrópicos? Comentá algo o el ERU lanzará una anatema ancestral: quiénes reciban la maldición irán -poco a poco- trocando su cara por la de Cavallo.


Comentá, maestro