sábado, 5 de febrero de 2011

Plager: Revolución y Porvenir (Parte II)

Ya vimos un primer esbozo sobre las ideas plagerianas. Recordamos, nuevamente, que se trata de una interpretación, de un intento suprahumano de otorgarle un sentido al pensamiento de Jaime. Pues bien: nos quedamos en que lo primordial es modificar la cultura del capitalismo. En esta segunda parte veremos cuál es la metodología. Cómo se piensa perfeccionar un modelo que, suponemos, será eternamente imperfecto: cuanto menos, se trata de mejorar el statu quo.

(Jaime Plager se dirige al filomóvil. Es su último día en la UNLZ. Una ayudante del ERU, y el propio Ejército Revolucionario, se acercan al filósofo para agradecer por los servicios prestados. Mucho respeto y cariño, hasta que a uno de los jóvenes se le ocurre hablar de revolución. Los semblantes de los presentes se vuelven serios, y el filósofo, preocupado, alecciona a los párvulos con martillazos nietzschaenos para ponerlos en vereda)

(Supongamos que los chicos se llamen Pucho, Elocuente Aurum y Sophrosine. La señorita se podría llamar "La Juana"... buen nombre para una revolucionaria)

Sophrosine: No se preocupe Jaime, déjelo en nuestras manos. Nosotros vamos a acabar con la burocracia, con el mundo de las apariencias, del egoísmo y de la aristocracia.
La Juana (muy excitada): ¡Ay ay ay ay, qué risa que me da, se nos va Plager, qué quilombo se va a armar!
Pucho: ¡La rabia nunca murió cuando mataron al perro!
Elocuente Aurum (para no quedarse atrás): ¡Dame de esa espuma, contagia valor! ¡Yo soy como el viento, no se ve... se mete adentro y da batalla!
Plager (enfático, pero con el corazón tranquilo): ¿Y vos vas a ser periodista, loco? Escuchá, carajo. Anotá. Leé un libro. Ustedes mucha consigna, mucho bombo, mucha política barata y ninguna lectura. Con lo que acaban de decir, con solo eso, habría que colgarlos de los genitales.
Sophrosine (tartamudeando, atónito): Pe...pe...pero...
Pucho: ¡Clemencia!
Plager: Sus palabras no son del mañana. Sus palabras son propias de un sofista. De jóvenes hormonalmente agitados por su propia condición. Si les tengo clemencia es porque todavía creo que pueden ejercer la tarea de pensar con criterio.
Elocuente Aurum: ¿No es esto que tenemos, acaso, la conciencia "para sí"?

(Plager, acuciado por el entusiasmo de los estudiantes, ordenó "sofistas, al filomóvil", refiriéndose a sus colegas de trabajo, y enfiló hacia el Templo C, seguido del ERU y La Juana, quien seguía cantando y tocando el bombo)
Pausa.


El ERU y La Juana son muy pasionales. Demasiado. Claro que, para iniciar un cambio, para plasmar un ideal, es necesaria la pasión. Pero tiene que estar acompañada por la razón. Esto Plager lo sabe perfectamente: sabe que, aun con buena intención, pueden producirse perjuicios indeseados. Sabe de la importancia del concepto. ¿De dónde creen que aprendió Sócrates, que lo único que sabe es que no sabe nada? Acertaron: de Plager. Pero... ¿Cuál es el error conceptual de estos muchachos?

(Están todos reunidos en el Templo C. Plager se sienta en su trono y saca de su bolsillo izquierdo un imponente fibrón. Los jóvenes están sentados detrás de los pupitres, cual alumnos aplicados)
Play.


Plager (con el énfasis habitual y hablando en singular, como es su costumbre): No me mirés con esa cara de asombro. Anotá, carajo. Después te olvidás y no tenés a dónde recurrir. A ver: ustedes dicen que quieren hacer la revolución. Primero, no tienen ni idea si lo que quieren es la humanización del capital o instalar el socialismo. Segundo: ¿cómo lo piensan hacer? Tercero: ¿quién se beneficia con esto? Cuarto y fundamental: ¿Quién delegó en ustedes el cambio cultural? Más aún: ¿Quiénes son ustedes para llevarlo a cabo?
(Un ruidoso silencio se prolongó por unos cuantos segundos. Sólo el tragar saliva de los jóvenes podía ser escuchado por un oído atento).
Plager (avasallando a los jóvenes al ver su cara de terror): Jajaja ¿Y vos vas a ser periodista, loco? ¿Porque leíste 2 libros de intelectuales de izquierda creés que sos el Che Guevara?
Sophrosine (con la valentía que lo caracteriza y con mucha entereza): ¿Qué ocurre con el Che Guevara? Nosotros tenemos un ideal y lo queremos llevar a cabo. Es sólo eso. Es lo que nos motivó usted (aquí Plager lo miró con enfado tal que, de no ser medido, lo hubiera prendido fuego). Nosotros creemos que la revolución proveerá el bienestar general.
Plager (destapando su fibrón y haciendo anotaciones en el pizarrón. Se leen: "Che Guevara / Teoría del foco insurreccional / Vanguardia / Justicia popular): A vos, sofista, te voy a explicar qué ocurre con el Che Guevara. Este muchacho operaba según la teoría del foco insurreccional y de vanguardia ¿Qué explica esta teoría? Dice que es una vanguardia, que son los hombres más brillantes del pueblo, los que llevan adelante la revolución, los que se encargan de guiarlos y representarlos en la lucha ideológica. Guevara creía que la Historia estaba a favor de su causa, como tantos otros ¿Qué sucedió luego? Los propios campesinos de Bolivia lo delataron. Y allí culminó su vida. Fracasó en todos sus emprendimientos. No quiero ofender a ningún guevarista, no sé si alguno de ustedes lo es. Yo también admiro sus cojones y su voluntad sobrehumana. Pero sepan esto: no comparto la teoría del foco. Nadie delegó en ustedes el cambio.
La Juana (desubicada, intentando expresar una idea que murió a medio camino): ¡Borombombón, borombombón...!
Pucho: Ahora comprendo un poco más lo que dice. Sin embargo, ¿usted pretende que nos quedemos de brazos cruzados? ¿Que no luchemos por nuestros ideales? Eso no me queda claro.

Pausa.

Reiteramos hasta el cansancio: estos escritos son sólo una hermenéutica de una pequeña parte de la filosofía Plageriana, si así se la puede llamar, porque no tocamos asuntos centrales como el ser, el ente, etcétera. Los diálogos tampoco se produjeron, sino que forman parte de dicha hermenéutica: suponemos que se pudieron haber producido.
Pues bien, hasta aquí, la revolución se diluyó como agua entre las manos. ¿Qué les dirá Jaime a los muchachos? ¿Tendrá, acaso, algún método alternativo que no sea la vanguardia? ¿Les dirá que se resignen?
Esto lo sabremos en la tercera edición.

Comentá, maestro