miércoles, 18 de noviembre de 2009

Enciclopedia de la Fauna de la UNLZ: Tomo I


El E.R.U en sus viajes por los campos unlzianos descubrió la gran variedad de alimañas que pululan en los alrededores de la universidad. Es así que, comenzamos a fotografiar y tomar contacto con los animales, convirtiéndonos en darwins del siglo XXI. Nuestras investigaciones arrojaron resultados sorprendentes, y hemos encontrado que el microclima y la geografía especial de la UNLZ ha permitido que la evolución se desarrollara de formas espectaculares en el campus. Según estimamos, existen tantas especies únicas en el campus, como pokemons. He aquí, una breve reseña de dos nuevos animales descubiertos por nosotros.

El “Verrolingaptor”

Nombre científico: Rolinguis Velociraptorus
Dieta básica: Birra, Uvita, panchos y patys.
Características: Es el más rápido para huir, especialmente si pinta bardo con la yuta.




Su hábitat natural es el tanque de agua, aunque con los arreglos que están haciendo ahora, suele vérselo paseando por los prados. Su origen es impreciso. Algunos dicen que era un estudiante de la facultad, que amaba los Rolling Stones. Solía asistir a clases de noche, y cuando salía le gustaba quedarse tomando unas birras junto al lago que se encuentra al Este de la Facultad de Ciencias Sociales. Un día se habría pasado demasiado de copas, y la resaca inclemente lo habría hecho caer al lago, que tiene altos niveles de contaminación con Radón y Uranio. En el lecho de este caudal de agua, hay fósiles de dinosaurios, según un artículo que publicó la revista National Geographic, titulado “¿Qué carajo hay en el fondo del lago de la UNLZ?”. Debido a la radiación, se habría producido un cambio en el código genético del estudiante, mezclándose con el que se hallaba en el fósil, y quedando como un saurio.
Este trágico accidente, lo perjudicó mucho en su vida cotidiana. Con los brazos pequeños que ahora tiene, no puede bailar más como Mick Jager, por lo que tuvo que ir varios meses al psicólogo para superarlo. Además, sus genes reptilianos hicieron que se le caiga todo el pelo, incluyendo su flequillo rolinga que antes portara con tanto orgullo. Durante los primeros meses luego del accidente, no lograba emitir palabra inteligible, sino sólo gruñidos extraños. Es por eso, que se fue a hacer un tratamiento a EE.UU, donde un productor de Hollywood lo encontró y lo contrató como extra en “Jurassic Park III”. Su extraña mutación genética jamás salió a la luz, porque las autoridades de la Facultad le prometieron que si guardaba silencio, le conseguirían un puesto en el COMFER junto a Mariotto.
Actualmente, tiene una banda de rock llamada “Los Jurásicos Pordioseros”.

EL Can-abis (Conocido también como el perro “Pinkus Floyd”)

Nombre científico: Pinkus Perrunis
Dieta básica: Bizcochos Don Satur, Galletitas de Marihuana, Dogui de Marihuana, Marihuana de Marihuana
Hábitat: Allí donde haya hierba…


A este extraño canino suele vérselo recorriendo el campus universitario, con un claro síndrome de abstinencia. Según constató el cuerpo médico del E.R.U, su sangre suele tener altos niveles de THC. No es extraño verlo tirado en los prados de la universidad, con un faso en su hocico. En apariencia es un perro normal, pero su mirada laxa y perdida, demuestra que se haya totalmente fumado.
Como todos los canes de la Universidad, responde al profesor Nicolás Pinkus, quién suele aparecer por la UNLZ muy temprano para alimentar a todos los perros que viven en ella. Según indican fuentes perrunas que no quisieron revelar su nombre, fue en uno de estos encuentros en los que el Can-abis se habría hecho adicto a la marihuana. Aparentemente, Pinkus, extenuado al recorrer la facultad de extremo a extremo para alimentar a los perros (y al ermitaño también) , se habría tirado en el césped para fumarse un troncho. Un inocente perro lo habría seguido, deseoso de agradecerle por la comida. Nicolás, inconscientemente, le habría convidado de su churro al joven cachorro. Y desde ese entonces, el perro es adicto.
Los investigadores zoofilos del E.R.U lograron acercarse al Can-abis, luego de un intenso trabajo de campo. Primero, comenzaron ofreciéndole biscochos Don Satur, que el perro ignoraba por completo. Luego, cuando perdieron la paciencia, comenzaron a arrojarle los biscochos con violencia, golpeándolo. El perro, sin embargo no se inmutó, y el E.R.U perdió la esperanza, y se quedó tomando mates. A pesar de esto, lo inesperado ocurrió, y el can comenzó a comer los biscochos que había en el suelo, luego de que uno de los investigadores mencionara la palabra “hierba”. Fue así que nos pudimos acercar a él, y al poco tiempo, le preparamos un troncho especial, de tamaño exorbitante. Lo fumó con extrema satisfacción, y nos permitió sacarle fotos.

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