miércoles, 26 de septiembre de 2012

Día de la PrimavERU

21 de septiembre, día del estudiante, y por primera vez en el registro de los anales del ERU, no hubo clases. Esto nos alegró sobremanera, así que decidimos festejar a lo grande. A decir verdad, teníamos pensado estar todo el día tirados en una plaza, con muchas drogas, sexo, alcohol y rock 'n' roll, pero ya nos pareció casi una convención para estas fechas. Además, no teníamos intención de salir (de nuevo) en el noticiero. Ya nos había ocurrido: tuvimos que soportar a un furioso Feinmann hablar de lo mal que está la juventud, mientras una señora mayor, escandalizada, gritaba que los párvulos "son todos unos drogadictos, vagos, tiene que volver el Servicio Militar Obligatorio".
Por eso decidimos innovar. ¿De qué forma nuestra inmaculada organización podría pasar la primavera? ¡Buscando a Plager, claro está! Resolvimos emprender un incierto viaje en busca de este adorado profesor. Sophrosine, Pucho y yo preparamos las valijas para el arduo viaje. Fernet, cerveza, tequila, panchos, patys, una carpa, y un lanzallamas fueron las provisiones elegidas para la realización del viaje que separa el sur del conurbano con capital, donde esperábamos encontrar a nuestra deidad.
Tomamos el siempre bien ponderado tren Roca. Entre Avellaneda y Gerli, la formación se detuvo. Un grupo de caceroleros de Recoleta, que jamás había viajado en tren y que era la primera vez que pisaban tierra bonaerense, cortaron las vías reclamando que las condiciones en las que se viajaban eran pésimas.
Los miembros del ERU no nos íbamos a desanimar tan fácilmente. Decididos a ver a nuestro mentor a toda costa resolvimos seguir a pie. Pero luego de recorrer un tramo nos cruzamos con el Riachuelo. Pucho comenzó a reflexionar en busca de una solución metafísica que nos permitiera atravesar el escollo, mientras yo puteaba y Shophrosine se reía de forma siniestra.
- Crucemos caminando.- Sugirió con desparpajo. Pucho y yo lo miramos incrédulos.
- ¿Tenemos cara de Jesuses, ahora?- Pregunté. Como toda respuesta, Sophrosyne se encogió de hombros, masculló un "Mah", puso un pie sobre el agua... y no se hundió. ¡Un milagro! O quizás no tanto. El Riachuelo es más desechos industriales, metales pesados y basura que agua. Así que atravesamos el cauce de agua soportando las burlas de nuestro compañero. Al llegar al otro lado festejamos, pero nos dimos cuenta que la suela de nuestro calzado se había derretido.
Sin darle importancia, continuamos nuestra marcha hasta llegar a Constitución. Sin saber a dónde ir, hicimos lo que cualquier persona sensata hace cuándo no sabe cuál es el camino a seguir. Decidimos hacia donde dirigirnos con un piedra, papel o tijera. La opción "ir al norte" ganó, así que seguimos caminando en lo que creíamos era esa dirección. Cuando recorrimos un par de kilómetros, la tierra se sacudió unos segundos. Quietud. Tembló de nuevo. Se estremecía rítmicamente. Alarmados, vimos como en el horizonte se recortaba una figura enorme, monstruosa, que con golpes perezosos derribaba edificios. Cuando lo tuvimos más cerca vimos que se trataba del Raví Shankar, que luego de tanto meditar y expandir su mente, también logró trasladar esa expansión a su cuerpo, agigantándose. Una vez que tuvo un tamaño kingkonguesco, se dio cuenta que su pasión no era la espiritualidad, sino destruir ciudades.

Impelidos por nuestro espíritu guerrero, deseosos de conquistar la gloria, creyendo que si derrotábamos al Gigante Shankar la presidenta nos cedería el mando del país, decidimos aprestarnos para la batalla. Sophrosine agarró el lanzallamas de entre nuestras cosas. Pero en lugar de atacar al descontrolado Raví, el espíritu vandálico de nuestro colega hizo que incendiase una discográfica donde había una póster enorme de Justin Bieber. Luego focalizó su atención en el Raví, pero poco fue lo que le hizo. Causó millones de dólares de daños colaterales a edificios cercanos, y Shankar ni se inmutó. Sophrosine se aburrió de intentar abatir al monstruo, así que se resignó, y se sentó a ver que pasaba sin mucho interés.
Como si de un juego de RPG se tratara, luego fue el turno de ataque de Pucho. Decidió que vencer por la fuerza bruta al gigante sería inconsistente, por lo que lo más lógico en su condición de ex-líder espiritual, sería proponerle un interrogante tan ingenioso que no lo pudiera resolver.Se acercó al Raví y le gritó.
- Oh, Sri Sri Raví Shankar, que te hacías llamar líder espiritual, te planteo este dilema. ¿Cómo saber que tú, en tu materialidad inmensa y monstruosa, eres un ser y no un...?- Pero la pregunta quedó trunca ya que lo que no había planeado Pucho era que el Raví, en su afán de destrucción y debido a su gran altura, no escuchó lo que dijo. En lugar de plantearse el interrogante, pisó el suelo cerca de nuestro amigo, que salió despedido y quedó tendido en el piso.
Era mi turno de actuar, la victoria dependía de mí. Así que corrí a una casa de electrodomésticos cercana que estaban saqueando. Hice lo propio, y luego me dirigí a los televisores. Los acerqué al ventanal y los conecté a todos los equipos de audio que pude. Sintonicé Tinelli. ¡No! No lo pensé, yo sería el primer afectado. Mi mente se paralizó, mis sentidos se embotaron, y caí casi fulminado. El Raví no quedó ajeno. Se agachó y comenzó a mirar las pantallas. Era como si el encantador de serpientes hubiera realizado su truco. Pero aunque detuvo su afán destructivo unos segundos, cuando se acercó más al local de electrónica, hizo temblar más el piso, los televisores cayeron y el efecto se desvaneció. El Raví montó en cólera. Sería nuestro final...

***

¿Qué es eso? ¿Un pájaro? ¿Un avión? ¡No, es Plager!
-¿Y vos querés conquistar el mundo, loco?- Soltó su omnipotente voz, con desdén. El súper hombre volaba, blandiendo su martillo Nietzchiano.
El Raví intentaba golpear a Plager, pero era como un humano tratando de atrapar una mosca. Jaime era demasiado rápido, demasiado ágil.
- ¡Ahora voy a derrumbar tu edificio de farsas!- Sentenció el filósofo hiper humano. Los ojos desencajados del Raví vomitaban terror.
Jaime hizo un arco descendente con el martillo y golpeó con la fuerza de 10 Chuck Norris la cabeza del gigante, luego voló hacia abajo y atacó las rodillas. Las piernas de Shankar cedieron y quedó arrodillado.
- Los voy a sacar de la caverna platónica y les voy a mostrar el sol- Exclamó Plager. Y en la mano en la que antes estaba el martillo apareció una Gilette gigante. Con gráciles y veloces movimientos, afeitó al Raví.
- Vos no sos un líder espiritual, vos sos Miguel del Sel, loco.- Explicó. El raví se tanteó el rostro y al notar que no tenía barba emitió un sonido inhumano, y cayó fulminado.

Recobrados luego de nuestra derrota, Sophrosyne, Pucho y yo nos acercamos al tan alabado filósofo.
- ¿Ustedes no pudieron derrotar a este sofista? Me quiero matar, e irme además.- Luego de que le estrechamos la mano, nos agarró como quien dice, del forro del culo y nos mandó a volar...

***

La ensoñación se desvaneció. Tengo la visión nublada un poco por la resaca, un poco porque aún no me libero del todo de los brazos de Morfeo, pero puedo entrever que ya atardece. Bajo la sombra de un árbol, miro a mi alrededor y veo a mis colegas. Las cajas de Uvita, las botellas de cerveza y los chupitos de tequila se amontonaban. Un olor penetrante y verde se arremolina alrededor. Una cámara de televisión nos está filmando. El periodista se muestra al borde de la indignación, relatando cómo la juventud está descontrolada. Una señora mayor pasa delante de la cámara y se queja. "¡Tendría que volver el Servicio Militar Obligatorio!", exclama. El periodista se nos acerca, me pone un auricular en la oreja y me dice: "Eduardo Feinmann les quiere hacer unas preguntas"
-¡No otra vez!- Susurro.

 ***

Las elecciones se acercan y el ERU como siempre está en bolas. Por eso necesitamos que nos ayudes a completar nuestra plataforma electoral. ¡Decinos que propuestas incluirías en la plataforma electoral del ERU!

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