miércoles, 30 de abril de 2014

Los obscuros orígenes del ERU parte II: La creación

El día que lo conocieron

El martes 31 de marzo del 2009, los 3 jóvenes esperaban que comenzara su primera clase de filosofía en el Aula C. Mientras se sacudía el sueño matinal, Elocuente Aurum pensaba, con un prejuicio de secundaria, que la materia iba a ser un bajón. Sus 2 compañeros lo secundaban. Cuando un señor mayor, con el cabello ceniza y una campera color crema ingresó, las sospechas de los párvulos parecían haberse confirmado: un viejo aburrido y monótono iba a dar la clase.
Al mediodía, los muchachos salieron del aula. Jaime Plager les había dado los primeros golpecitos de cincel. Entusiasmados por primera vez con la filosofía, compartieron su sorpresa ante ese profesor que parecía que iba a ser un vejete de mausoleo pero que en breves horas demostró ser un maestro de la oratoria, una esfinge de sabiduría y un encantador de serpientes que dejaba obnubilado a sus estudiantes.
Elocuente, Sophrosyne y Pucho cursaban juntos las 3 materias iniciales, así que la relación se afianzó. Pronto abandonaron toda inhibición y comenzaron a demostrarse sus locuras. El efecto demencial era un boomerang con un feedback infinito. Luego de cada clase, los jóvenes solían aprovechar el solcito otoñal y se quedaban tirados en el pasto, flashándola largo y tendido. Cuando estaban juntos, la realidad se opacaba. Volvían a sus casas con los abdominales adoloridos y los músculos faciales acalambrados de tanto reír.

El efecto Plager

Los jóvenes pasaron de un desprecio prejuicioso hacia Jaime a admirarlo con fanatismo fervoroso. Esperaban con ansias los martes, llegaban puntuales a las 8:00, reían de sus chistes y grababan religiosamente todas sus clases. Pronto se dieron cuenta que estaban frente a algo superior a un humano. Su infinita sabiduría, su elocuencia desmedida, la forma en que imponía orden con un gesto perezoso de sus ojos. Hasta sus cabellos níveos emanaban un áurea que delataba su origen divino. Los primeros exégetas de Jaime se aprendieron de memoria algunas de sus frases más célebres, las compartieron por MSN -en ese entonces todavía se usaba-, y hasta crearon una aplicación de Facebook donde se podía consultar a Plager. Como más tarde se enterarían, no fueron los únicos.

El nacimiento

El miércoles 22 de abril, luego del soporífero teórico de Lagorio, los dementes iban a tirarse en el campus a dar rienda suelta a su espíritu psicotrópico, como de costumbre. Pero algo había cambiado. Los martillazos Nietzschianos de Plager los estaban esculpiendo a su imagen y semejanza. Sentían en su interior un deseo de modificar las cosas, interpelados por la tesis Nº 11 sobre Feuerbach. Sabían que como individuos protoburgueses no podrían prender fuego la universidad e iniciar la revolución. A medio camino de la salida trasera de la facu de sociales, los 3 jóvenes se detuvieron en seco. Hablaron al unísono, con voces de ultratumba, como poseídos.
- De ahora en más uniremos fuerzas. Somos el Ejército Revolucionario de la Universidad. ¡Por Plager!
Dos estudiantes que pasaban por allí oyeron la proclama y se burlaron. El reciente creado ERU los miró fijamente. Algo del poder de Plager estaba con ellos, porque los alumnos soltaron su última risa. Un derrame cerebral espontáneo los fulminó.
Embriagados por el nuevo poder y la creación de la fantástica organización, los fundadores se entregaron  a días de orgías y borracheras metafísicas. Comenzaron, además, con una campaña proselitista, y bautizaron en el nombre de Plager, luego de los ritos iniciáticos correspondientes, a Rhaenys Atenea y a un joven cuyo nombre no revelaremos para preservar su identidad, pero que compartió los orígenes del ERU de cerca. El futuro del grupo era auspicioso, así que los fundadores imprimieron credenciales del ERU, además de estampitas de Plager para que sus seguidores estuvieran protegidos por el Supremo Filósofo durante los parciales.
Poco después, Aurum navegaba por Facebook cuando se topó con algo que lo dejó boquiabierto. ¡En la red social existía otra aplicación que tiraba frases de Plager! "¡Blasfemia!", pensó primero, pues las palabras del Profeta estaban distorsionadas. Pero luego comprendió que, quien quiera que estuviera detrás de ese artilugio, sin dudas estaría en sintonía con el ERU. No podía ser casualidad, era otra señal de Plager. Así que con sus habilidades pseudo periodísticas, logró dar con la creadora de la aplicación. Así fue como Elocuente contactó a Félix Domesticus y su banda. El ERU acordó encontrarse con ella y sus compañeras (entre las que se encontraba Paquita La del Barrio, seguidora y gran amiga de la asociación) en la facultad, donde los sociópatas plagerianos les regalaron credenciales de la organización y estampitas. Algunas de las muchachas compartían la demencia del ERU y aceptaron el regalo gustosas. Paquita entre ellas. Otras, más recelosas, más cuerdas, quizás, miraron con desdén a los jóvenes y se alejaron, susurrando con sus lenguas bifurcadas que ellos eran personajes bizarros.  
La fama del ERU iba in crescendo, y sus fieles aumentaban de a decenas. Pocos, sin embargo, eran los que conocían a los fundadores. Oficiaban los ritos de iniciación con máscaras y distorsionadores de voz para que no los reconocieran. Pero algo faltaba para poder mantener la disciplina y la doctrina en la tropa. En octubre, los muchachos reconocieron que sus meses de flasheo habían sido muy productivos. En esas tardes de hilaridad habían inventado una docena de historias alternativas sobre la facultad. ¿Por qué no compartirlo con el pueblo unlziano? El 13 de octubre nació el blog del ERU, con la primera publicación donde se le da la bienvenida a nuestros -actuales y futuros- seguidores y se delinea con claridad el estilo de la organización. Pensado, en principio, como comunicación dentro de la asociación semi-delictiva, luego tuvo repercusiones que jamás buscaron ni imaginaron. Era una experiencia insólita para ellos escuchar como en el colectivo los estudiantes hablaban del ERU sin sospechar que estaban a escasos metros de sus escritores. El colmo fue cuando, en una de sus extravagancias más, los fundadores llevaron a una clase un termo con una impresión que rezaba: "Mates los Hijos de puta. Atendido por sus propios turros. ERU". A la salida una estudiante a la que no conocían hasta ese momento, abordó a los muchachos. "¿Ustedes son el ERU?", inquirió luego de haber reconocido lo que decía el termo. Los jóvenes se quedaron asombrados... ¿En que momento había trascendido tanto el blog?
Fue así como, por designio de Plager, se consolidó el ERU y su influencia. Poco a poco coparon las mentes universitarias, y plantaron las semillas del Gran Filósofo. Y siguen con ese noble trabajo hasta nuestros días.

No hay comentarios:

Comentá, maestro